Con el uso de GH, lo que vemos es una mayor conversión de T4-T3, y la posible inhibición de la hormona liberadora de la tiroides mediante la somatostatina, y por lo tanto, aunque los niveles T3 puedan aumentar, no hay aumento en la T4. Ahora, como hemos visto, la GH es altamente sinérgica con la T3 en el cuerpo, y si has estado prestando atención hasta este punto, notarás que el factor limitante en la capacidad que tiene la GH para ejercer muchos de sus efectos en el cuerpo, está mediada por la cantidad de T3 circulante.
Como se ha señalado anteriormente, la T3 mejora muchos efectos de la GH mediante varios mecanismos, incluyendo (pero no limitados a): aumento de los niveles de IGF-1, aumento de los niveles de ARNm de IGF-1 y por último mediante la mediación del control del proceso de transcripción de genes de la hormona de crecimiento (3).
Como puede ver, los niveles de T3 son directamente correlativos a la transcripción del gen GH. Los científicos que llevaron a cabo el estudio que proporcionó el gráfico anterior concluyeron que la cantidad de T3 presente es un factor regulador de cuánta transcripción tiene lugar con los genes.
La transcripción de genes es lo que realmente nos da los efectos de la GH. Este último hecho esclarece el por qué se necesita niveles suprafisiológicos de T3 cuando usamos este fármaco, de lo contrario, los efectos de la hormona que tomemos estará limitada por la cantidad de T3 que produzca nuestro cuerpo.
Sin embargo, puesto que estamos tomando GH, y por ende se está convirtiendo más T4 en T3, los niveles de T4 se reducen sustancialmente, y este es el problema con la GH. Si asumimos que al menos algunos de los efectos del fármaco son potenciados por las hormonas tiroideas, y más específicamente la T3, entonces lo que estamos viendo es que los efectos de la hormona que inyectes estarán claramente limitados por la falta de T3, pero esto no tiene sentido ya que si se usa GH + T3, se disminuirá su efecto anabólico. (12)
En nuestro caso, no necesitamos sólo T3 adicional en nuestro sistema a secas, lo que necesitamos es que se dé el proceso de conversión de T4 a T3 y por ende, la presencia de la enzima deiodinasa. Esto se debe a que la 5′-desiodación local de l-tiroxina (T4) para “crear” la hormona tiroidea 3,3 ‘, 5-tri-iodotironina (T3) es catalizada por las dos enzimas 5’-desiodinasa (D1 y D2).
Estas enzimas no sólo «crean» T3 a partir de T4, sino que en realidad regulan varias funciones dependientes de T3 en muchos tejidos, incluyendo la hipófisis anterior y el hígado. Cuando hay un exceso de T3 en el cuerpo, pero hay niveles normales de T4, el eje tiroideo del cuerpo envía una señal de retroalimentación negativa y produce menos deiodinas del tipo (D1 y D2) pero más del tipo D3, que señala el cese del proceso de conversión de T4-T3, y es inhibidor de muchos de los efectos sinérgicos que tiene la T3.
Recuerda que la yodotironina deiodinasa tipo 3 (D3) es el INACTIVADOR fisiológico de las hormonas tiroideas y sus efectos (13) y es bien sabido que tiene una interacción independiente con los factores de crecimiento (que son GH e IGF-1).
Porque con unos niveles de T4 adecuados y un exceso de T3, ya no se necesitarán más D1 y D2 para la conversión de T4 en T3, pero sin embargo los niveles de deiodinasa D3 serán elevados. Cuando existen unos niveles bajos de los dos primeros tipos de deiodinasa, la T3 ya no puede ejercer sus efectos anabólicos, ya que los dos primeros tipos son los responsables de la mediación de muchos de los efectos que la T3 tiene en el cuerpo.
Esta parece ser una de las formas en que la desiodinasa contribuye al anabolismo en presencia de otras hormonas.
Todo esto explicaría por qué anecdóticamente vemos que los culturistas que usan T3 pierden mucho músculo si no están usando anabólicos, ya que no están utilizando la enzima que regularía alguna de las funciones de la T3 para estimular la síntesis de proteínas, mientras que el cuerpo produce constantemente la enzima inhibidora (D3).
Si tenemos suficiente GH en nuestro cuerpo ayudar en la conversión suprafisiológica de T4 en T3, pero ya tenemos demasiada T3 porque la hemos tomado de forma exógena, la GH no va a ayudar a convertir la T4 en T3 a partir de cierto punto, lo cual sería un factor limitante de los efectos anabólicos de la hormona, debido a la presencia de la enzima deiodinasa tipo 3.
Como evidencia adicional, cuando observamos ciertos tipos de crecimiento celular (las células de los cartílagos en este caso) vemos que la GH induce un aumento de los niveles de IGF-I el cual estimula la proliferación, mientras que la T3 es responsable de la diferenciación hipertrófica. Por lo tanto, en algunos tejidos, la IGF-1 estimula la síntesis de nuevas células, mientras que la T3 las hace más grandes. En este caso particular, los autores señalan que la T4 y la D1 son fundamentales en este proceso. (15)
Además, ese mismo estudio señala que la T3 tiene la capacidad de estimular el IGF-I y su expresión en los tejidos que mientras que la GH no tiene tal efecto.
Entonces, ¿qué pasa cuando agregamos T3 a la GH? Pues que efectivamente, estamos cerrando la vía de conversión que es responsable de algunos de los efectos anabólicos de la hormona. ¿Y si añadimos T4 en lugar de T3? En este caso estaríamos mejorando los efectos de la hormona, haciendo que nuestro cuerpo pueda emplearla de manera más eficaz.
Recuerda, lo que cataliza el proceso de conversión es la enzima deiodinasa. Esta es también la razón por la cual el uso de pequeñas cantidades de T3 parece ser capaz de aumentar ligeramente la síntesis de proteínas y tiene un efecto anabólico.
El estado de la tiroides también puede influir en la expresión de IGF-I en otros tejidos. Los cual es un problema porque cuando tomamos GH, disminuyen los niveles de T3… pero necesitamos T3 para mantener nuestros niveles de receptores de GH regulados de forma óptima. Además, se sospecha que muchos de los efectos anabólicos de la hormona son como resultado de la producción de IGF-1, por lo que mantener nuestros receptores de IGF regulados manteniendo unos niveles adecuados de T3 parece la opción más prudente. Sin embargo la combinación de T3 y de GH suprimirá los efectos de la hormona en la depuración de nitrógeno hepático posiblemente por la reducción de la biodisponibilidad del IGF-1 (12).
Por lo tanto, queremos unos niveles elevados de T3 cuando tomamos GH, o ni de lejos sacaremos todo el provecho posible de la hormona. Y ahora sabemos que no solo necesitamos introducir más T3 de forma exógena, sino que lo que realmente queremos es que se de la CONVERSIÓN de T4 en T3, porque es la presencia de esas enzimas mediadoras las que permitirán la aparición de todos esos efectos sinérgicos.
Referencias
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