Correr es uno de los mejores ejercicios aeróbicos que se pueden hacer, es sencillo, no requiere de equipamientos extras –más que de una indumentaria y calzado adecuados-, lo puedes hacer siempre y cuando dispongas del tiempo, y es ideal para tonificar todo el cuerpo.
Sin embargo, es necesario prestar atención a la postura que adoptamos al correr, es decir, a hacerlo de forma tal que sea natural para el cuerpo, que no se tensione ni se fuerce ninguna parte, ya que esto no sólo podría ser contraproducente sino incluso llevarnos a sufrir lesiones.
En esta ocasión veamos algunos puntos a considerar relacionados con el torso, los hombros, la cabeza y los brazos, es decir, con la parte alta o superior del cuerpo, para que la próxima vez que salgas a correr los tomes en cuenta y hagas de tu ejercicio una ocasión no sólo más efectiva sino también más cómoda y placentera para tu cuerpo.
–Los hombros: fíjate que se mantengan en su propio nivel, es decir, alejados de las orejas y ligeramente inclinados hacia atrás de modo tal que tu pecho se mantenga “abierto”. Lo esencial es no tensionarlos, sino que estén “sueltos” y disponibles.
–Codos: tus codos deberían mantenerse doblados en un ángulo de 90 grados. Es decir, que tus manos deben estar también libres y no ir dando golpecitos ni en tus hombros ni en tus muslos al dar cada paso.
–Manos: lo más cómodo y natural es que tus manos estén levemente cerradas, es decir, en puño. Pero en este punto, ten presente: suavemente en puño, nada de tensionar o cerrarlas con demasiada fuerza, esto no es ni natural ni lo más recomendable, además sólo será un derroche de energías y tensionará tus brazos.
La posición –como la de todo el cuerpo- siempre debe estar en el medio camino entre estar bien dispuestos, con energía, y estar relajados.
De manera general, debes tener presente que el balanceo de tu cuerpo al correr también sea natural y estar marcado por tu propio ritmo. Tus brazos deberán acompañar tus movimientos de forma natural, sin forzar ni exagerar. Finalmente, un truco para que tu cuerpo esté centrado –en relación con los brazos-: mientras corres imagina como si estuvieses sosteniendo una pelota de voley justo por encima de tu ombligo